Monday, April 29, 2019

DOMINIQUE SANDA: A ATRIZ MIRIM DE ROBERT BRESSON QUE VIROU UMA DAS MUSAS MAIS ICÔNICAS DO CINEMA FRANCÊS
















DOMINIQUE SANDA: "SOY UMA ENAMORADA ABSOLUTA DE LA BELEZA"
(La Segunda, Santiago de Chile, Nov 2010)

Dominique Sanda, considerada dueña de uno de los rostros más bellos del cine francés, la "Mujer dulce" del filme de Robert Bresson de mismo nombre que hechizó a los espectadores con su primer papel, a los 16 años, se define a sí misma como una "enamorada absoluta de la belleza".

"El mundo es tan bello que creo que hay que estar a la altura de esa creación que nos fue regalada. Cada uno tiene que participar de esa belleza", dijo la actriz, que vive desde hace 11 años en Buenos Aires junto a su esposo, el rumano-argentino Nicolae Cutzarida, y se encuentra en la ciudad de Mar del Plata como jurado de la competencia internacional del Festival de Cine.

"Hice películas con los más grandes directores italianos, que son artistas de los pies a la cabeza, personas dedicadas a la belleza. Me crié en esa atmósfera", explica la actriz, de 59 años, en perfecto castellano.

En los años 70 actuó bajo la dirección de "monstruos" del cine italiano como Luchino Visconti ("Gruppo di famiglia in un interno"), Vittorio De Sica ("El jardín de los Finzi-Contini") y Bernardo Bertolucci ("El Conformista" y "Novecento").

"Lamentablemente no todos son estetas, no todos son capaces de mostrar las cosas de la vida cotidiana con una cierta belleza y poesía. Yo detesto ver imágenes feas, mujeres mal filmadas. Soy una amante de la belleza", sostiene.

Hoy en día, en cambio, más alejada del mundo del cine, Sanda dice que la encuentra en todo lo que hace. "Ya sea el jardín, la cocina, la casa. Nací con el feng shui incorporado, necesito estar rodeada de belleza. Soy muy exigente conmigo misma y con los demás. Eso no es fácil en un mundo como este. Por eso me alegro tanto cuando encuentro un compañero del alma", asegura.

Uno de esas almas gemelas fue el director de cine francés Robert Bresson, quien quedó deslumbrado por sus fotos en revistas como "Glamour", "Elle" y "Vogue" y la convocó para rodar "Una mujer dulce" en 1968.

"Hasta el día de mi muerte no me voy a olvidar de él. Lo llevaré en mi corazón siempre. Con él aprendí muchísimo, me dio confianza en mí misma, me eligió, me permitió sobrevivir a todo lo que fue la novedad de empezar a trabajar en el cine por la gran confianza que me regaló. Fue el maestro que me reveló a mí misma", dice. "Bresson tenía esa dimensión artística, además era un hombre cristiano, casi místico. No sé si podría ser como soy si no lo hubiera encontrado".

Le siguieron filmes como "El hombre de Mackintosh", de John Huston, junto a Paul Newman; "Le navire night", de Marguerite Duras y "L’indiscretion", de Pierre Lary, con Jean Rochefort.

"Me costó varios años sentirme realmente actriz, porque como no había estudiado me sentía insegura. Es realmente un camino difícil y a la vez fantástico, porque usas mucho la intuición", dice Sanda, para quien la actuación es un trabajo que permite "entrar en muchas cosas más" como el arte, la música y la literatura.

A fines de los 80 rodó "Guerreros y cautivas" en la Patagonia argentina bajo las órdenes del argentino Edgardo Cozarinsky, junto a Federico Luppi, su primer contacto con el país en el que terminaría viviendo por amor y rodando otras tantas películas, como "Yo, la peor de todas", de María Luisa Bemberg, "El viaje", de Pino Solanas y "Garage Olimpo", de Marco Bechis.

Intentó, asimismo, incursionar en el teatro local y estrenó hace cuatro años en la calle Corrientes junto a la actriz argentina Cristina Banegas la obra "Misterio del ramo de rosas", de Manuel Puig, experiencia que prefiere no recordar. No se sintió a gusto con su compañera de tablas ni con el director y se consideró maltratada por la crítica.

"Me sentí horrible, muy sola, desde el primer momento hasta el último. Fue la única y quizá última experiencia en teatro porque fue trágico. Todo el peso recayó en mis espaldas, porque los críticos son una pequeña mafia y como tengo trayectoria me mataron. Fue tan injusto, tan feo, tan falso. Está bien, soy francesa, vivo en Buenos Aires, hice teatro en Corrientes, me puse en riesgo. Hoy en día me río, pero fue como un balde de agua fría, paf!".

Actualmente, dice, se encuentra en un momento "de meditar mucho", haciendo cerámica. "Hace años lo quería hacer y no tenía tiempo". Asegura que está más tranquila, aunque aclara: "Bueno, con el carácter que tengo, tranquila yo no soy. Yo tengo mucho fuego, mucha pasión, soy muy impulsiva. Pero hay que seguir, la vida es un cambio permanente. Uno no puede quedarse en el pasado, si no no vives tu época: eso es lo que llamo envejecer. Si uno no se quiere morir, tiene que seguir con su tiempo".
















































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